lunes, 28 de marzo de 2011

Mis chicas :)

En Central Park, con Frisbi, digoooo Elvi!




Con Elena, ¡reencuentro made in USA después de dos años!


Mi primera 'negra'

¡¡Así es!! ¡¡Por fin descendí mi primera pista negra!! (aunque hay truco, Ane bien lo sabe jajaja) Atención a la leve inclanación en la foto de las dos hacia la pequeña japonesa: la gran Kaz, capaz de saludar a los tripulantes del telesilla mientras se pega el gran guarrazo :D

Un día de domingo genial (aunque agotador, paliza de 6h en bus incluidas) y de nuevo, en Belleayre, disfrutando de nieve, solazo y fiesta jamaicana (o similar). PS: En Woodstock, parada de nuestro fatigoso bus, del famoso concierto no queda ni el nieto del apuntador.

Un ‘crack’ de ‘Urgencia(s)’

En EE.UU. la crisis ha obligado a muchas familias a recortar gastos. Muchas han optado por renunciar a su póliza de seguro sanitario. Sin embargo, mediante este sacrificio, se arriesgan a hipotecarse de por vida en caso de necesitar cuidados médicos.

Isabel acude cada día con su madre, Maria, al ambulatorio del barrio latino por excelencia de Nueva York: East Harlem. Esta familia, originaria de Puerto Rico, llegó a la ciudad en busca de nuevas oportunidades y de un futuro mejor para las generaciones futuras y, en parte, lo han conseguido. Isabel es la primera ‘newriqueña’ de la familia, expresión utilizada para los descendientes de padres puertorriqueños nacidos en la ‘gran manzana’. Esta mujer, que roza los cuarenta, estuvo trabajando durante más de una década en el sector industrial, hasta que la fábrica de curtidos a la que acudía cerró sus puertas hace algo más de un año. Desde entonces, Isabel se ha visto desprovista de la póliza sanitaria que le brindaba su contrato y que se extendía a toda su familia. Económicamente incapaz de poder pagar las cuotas por si misma y con una madre octogenaria que padece una dura enfermedad, libró una ardua batalla para conseguir la ayuda del Estado.

La cobertura sanitaria de los americanos se financia por medio de un sistema mixto de seguros público y privado, con especial relevancia en este último. El resultado es que 47 millones de habitantes no tienen ninguna cobertura sanitaria. Cifra a la que hay que sumarle los que no aparecen en las estadísticas: los no censados, los inmigrantes. Desgraciadamente, estos datos han aumentado en los últimos años. La recesión económica ha obligado a recortar gastos y muchos han optado por dar tijeretazo a su plan sanitario.

Cada vez hay más familias americanas viviendo al límite, sobreviviendo mediante cheques de pago que llegan con cuentagotas. Por eso cada vez hay más familias que viven sin la red de protección que el seguro sanitario proporciona. Según Robert Kerzner, presidente y director ejecutivo de LIMRA (Asociación Mundial de Compañías de Seguros y Servicios Financieros en sus siglas en inglés) "hoy hay menos hogares americanos cubiertos por el seguro de vida en comparación con hace seis años. La mayoría de las familias o no tienen seguro o no lo suficiente, dejando a un accidente o enfermedad terminal cerca de una catástrofe financiera”.

La enfermedad de su madre obliga a Isabel a acudir al ambulatorio una vez a la semana para sus cuidados. Tras el cierre de la fábrica y su despido pudo acogerse, tras innumerables papeleos y luchas con la Administración, al plan Medicare. Su madre, residente mayor de 65 años y con escasos recursos, cumplía con los requisitos. “Estuve muchísimo tiempo de aquí para allá, dando tumbos en busca de alguna solución” -dice Isabel- “A pesar de que mi madre podía acogerse al plan Medicare, la información no era clara y no sabía donde ir. Evidentemente, necesitaba una solución pero había pocas manos amigas y un sinfín de impedimentos”, remata la ‘newriqueña’.

LIMRA, en su estudio, preguntó a la población que porqué ‘se la jugaba’ con el seguro sanitario. La respuesta de un 40% de los estadounidenses fue que la razón se debía, simplemente, a presupuestos ajustados. Las economías domésticas decidieron priorizar el pago de la deuda de la tarjeta de crédito y el ahorro de un poco de dinero para la jubilación y la mayoría no tenía dinero de sobra para los pagos del seguro sanitario.

Hay personas que prescinden de su cobertura sanitaria por otros motivos, como Mathilde Calviac, una joven francesa que llegó hace casi una década a Nueva York y que cuenta con un montón de proyectos en la cabeza pero con poco tiempo y ganas de pagar la póliza. "Es difícil hacerse un hueco en esta ciudad, he trabajado en varias empresas y ahora estoy desarrollando mi propia consultoría de negocio, me paso el día de aquí para allá intentando captar futuros clientes y asentando las bases de la que espero sea mi empresa pero ni puedo ni quiero pagar un seguro sanitario”, apostilla la francesa.

De acuerdo con el US Census Boreau, cerca de 37 millones de los al menos 47 millones que no cuentan con seguro médico son sujetos en edad laboral (entre los 18 y los 64 años) y más de 27 millones trabajaban a tiempo parcial. Se calcula que 36 millones son ciudadanos de los Estados Unidos, frente a 9,7 millones de sujetos que no lo son, sin que se muestren datos concretos que distingan a extranjeros con visado de inmigrantes ilegales. Se calcula que de los 47 millones el 56% necesita asistencia financiera, lo que equivale al 8,9 % de la población.

Además de la falta de cobertura que afecta al 15% de la población censada, existen 62 millones de personas que tienen insuficiente cobertura sanitaria; es decir, su póliza sanitaria cubre un número muy reducido de servicios médicos, con lo cual, en caso de enfermedad, pueden llegar a pagar desde un 10% de sus ingresos anuales en facturas médicas a las compañías de seguros, a los hospitales o a los médicos que les atienden. De hecho, el 60% de las bancarrotas individuales que se dan en EEUU son de personas que se han arruinado como consecuencia de no poder pagar sus facturas médicas. La carestía en la cobertura sanitaria está tan generalizada que el 42% de las personas que se están muriendo como consecuencia de una enfermedad terminal indican estar preocupadas por cómo ellas o sus familias pagarán sus facturas médicas.

Yohandis, de República Dominicana no está acostumbrado a las bajas temperaturas que registra Nueva York en sus duros inviernos bajo cero. Hace un par de semanas, una gran placa de hielo en la entrada de su casa le costó caro, concretamente, $1100. “Quinientos ‘pavos’ por el servicio de ambulancia, más 600 de acudir a urgencias”, sentencia este caribeño. El dominicano se había roto la pierna. El hecho de ir sin muletas le costará un par de meses pero volver a ‘caminar’ le llevará más tiempo. “Aún no sé a cuanto se elevará el ‘monto’ total que tendré que pagar incluyendo el uso de Rayos X, la escayola, material sanitario, el doctor…”, añade. Yohandis, al romperse la pierna hizo añicos todas sus ilusiones de vivir su ‘gran sueño americano’.

viernes, 18 de marzo de 2011

The 'Green' Apple

Ayer, 17 de marzo se celebró San Patrick en Nueva York. Festividad que aquí causa aún más ruido que en la propia Irlanda. Los descendientes de los inmigrantes de ese país ‘dominan’ la ciudad. De 1847 a 1860 llegaron al puerto de Nueva York más de un millón de irlandeses, victimas, desgraciadamente, de la roya, la epidemia que diezmó las cosechas del alimento principal de la población de Irlanda: la patata. Así que ayer la ciudad se volvió completamente verde y más de un millón de neoyorquinos se lanzaron a la quinta avenida para asistir al desfile del San Patricio, santo patrón de Irlanda. Aunque la celebración, en si, de santa, más bien poco, todo sea por beberse unas cuantas pintas.

En Nueva York siempre hay una excusa para celebrar algo, está el desfile del día de la Hispanidad, el de Puerto Rico, el de República Dominicana, la Quinta Luna de los Koreanos... Creo que ésa es la verdadera razón por la que aquí, nadie es de aquí. Todo sea por el popurrí de fiestas y desfiles, trompetas y cornetas.


Los “mitad palestinos mitad colombianos” se reproducen en esta ciudad, aunque el origen palestino, en si, se remonte a un primo de un tío de un bisabuelo por parte de padre. Total, que si no eres exótico, si no vienes de una mezcla, no cuentas. El no ser de NY implica, precisamente, el ser un verdadero neoyorquino.


Ayer, 200.000 personas (presuntamente de origen irlandés, o con un bisabuelo por parte de Dios sabe quién que lo fué) desfilaron en la ‘parade’ de la quinta avenida (los orígenes paupérrimos se han vuelto algo glamourosos). Increíblemente, el hecho de no haber podido comer patatas hace unos 150 años en Irlanda y haber cruzado el océano en busca de algo mejor se ha convertido en todo un orgullo, y bien que hacen.


La gente acudía vestida de verde a las oficinas y colegios (aunque los niños fueran portorriqueños). Gafas, pelucas, peluches, camisetas y todo tipo merchandising posible (qué raro) también se volvieron de ese color. Las galletas de la pastelería de todos los días de repente tenían forma de trébol. Desde primera hora de la mañana todo el mundo ansiaba lo mismo: terminar el día con una buena ración de Guinness.

El desfile, curiosamente, tuvo su toque español y el anuncio de ‘Sidra el Gaitero’ hizo su aparición. Grupos de gallegos y de asturianos con sus trajes tradicionales, sus gaitas y sus banderas formaron parte del desfile irlandés, como muestra de su herencia celta.


El resto de participantes aparecieron perfectamente uniformados en caballos o a pie, marchando y tocando típicos himnos irlandeses. Escuchar esos sonidos entre rascacielos y seguir con su eco hasta casi la oficina fue fantástico, incluso emocionante. Ayer Nueva York sonaba a música celta, sabía a cerveza y hasta el propio Empire State cambió su uniforme por otros colores.


martes, 15 de marzo de 2011

El pan chino del chino de mi barrio

Donde comen dos comen tres. Pequeños momentos neoyorquinos: quedar para cenar por Chinatown con el único objetivo de vernos un rato las caras antes de empezar la semana y acabar en una mesa para siete con un montón de gente nueva que, además, son los que acaban llevándote al restaurante.

Lugar más que recomendable, Joe’s Shanghai: http://www.joeshanghairestaurants.com/. Deliciosos Dumplings!!!

En si, la cadena del amigo Joe ya ha abierto tres restaurantes en la ciudad, Chinatown, Midtown Manhattan y Flushing, Queens.

Es un chino rico, testado por una ex residente en Taipei lo cual me sirve como aval... El primer Joe's Shanghai (nombre como muy ecléctico, ¿no?, no me imagino un 'Brian Pa amd Tomaca')se fundó en 1995. Sus platos estrella: soup dumplings y crab pork meat.

Cena para 7:
Sesame Chicken
Shrimp Fried Pan Noodles
Bean Curd Home Style
Pork Dumplings
Boiled Soup Dumplings
Szechuan Beef Casserole

¿Dónde?: 9 Pell Street, Chinatown.

Bon apetite!

lunes, 14 de marzo de 2011

Belleayre

Sí, había algo más piji que pasar la nochevieja en Vielha y bajar por las pistas de Baqueira Beret, esquiar en Nueva York, ósea. Concretamente, en las pistas de Belleayre. El sábado me acorde mucho de Marita, estas pistas si que le hubiesen gustado y no las de Baqueira, mira que llevarla ahí, pobre, cuando ella lo que quería era ir a Beret jajaja.

Desesperada por la imposibilidad de salir de una isla de 10 millones de personas y cansada de liderar expediciones que al final nunca tienen lugar, decidí ceder a las nuevas tecnologías y buscar a mis futuros compañeros de esquí (bueno ellos de snowboard, que se ve que mola más) por Internet.

En contra de todos los prejuicios que me había creado sobre lo de quedar por Internet (y sé que habrá ahora mismo algún gordo regodeándose) la gente con la que fui no resultaron ser ni pederastas, ni locos de la azotea, ni descuartizadores de jovencitas, ni perturbados, ni nada. Ni una propuesta obscena ni media. Todo normal, es más, todo genial :)

No sólo eso, si no que aprovechando mi recién adquirido habito social digital, me aventuré a la búsqueda de un coche por esos lares de Bill Gates tan recónditos para mi. La nueva versión digital de autostopear, en el fondo, tampoco dista tanto de la tradicional, total, todo queda entre dedos (y no, reitero, no hubo ninguna proposición indecentemente maleducada).

Belleyre no es que tenga las mejores pistas del planeta lo que hace que para mi sean absolutamente perfectas. Todo montaña de pistas azules y deslizándomeeeeeee.

Situado a unas dos horas y media de la ciudad, en el vecino estado de New Jersey (o Garden State), lo cierto es que mi día nevado resultó bastante económico: coche gratis ida y vuelta, comida casera y un forfait que sólo me costó 30 dólares (ventajas de ir en grupo, gracias a Internet). Pero claro, algún percance tenia que sufrir y, qué raro, perdí mi teléfono…

Me encantaría quedar cual deportista súper cool y decir que lo perdí en una de mis muchas bajadas peligrosas entre árboles a gran velocidad, pero no, lo cierto es que fue en la mísera sala de alquilar el equipo. Entre las botas, los palos y los esquís mi cabeza debió decidir que mejor prescindíamos del móvil y por algún lugar de la sala se quedó.

Me lo pasé como una enana subiendo y bajando sin parar, con gente súper simpática y lo mejor de todo, vencí mi terror al telesilla y arrastre (aquí mi amiga Alf recordará porqué) y no pareeee en todo el día de ir montaña arriba, montaña abajooooo. Mi forfait mejor aprovechado de la historia. Y, además, el personal de pistas, amabilísimo, lo dicho, una delicia.

http://www.belleayre.com/

En el país de las libertades, el tuerto es el rey

  • Un grupo proisraelí trata de vetar la proyección en la ONU de una película de Schnabel.
    El Comité Judío Americano pide la presidente de la Asamblea de Naciones Unidas que suspenda el pase de 'Miral', un filme que muestra la dureza de los ataques de Israel contra los palestino
Pocas cosas generan tanta polémica en Estados Unidos como el atreverse a defender mínimamente a los palestinos frente a los ataques de Israel. De ahí que el estreno neoyorquino de la película Miral, de Julian Schnabel, previsto para esta noche en la ONU, llegue cargado de polémica. Tanto que el American Jewish Committee (AJC) le ha pedido a Joseph Deiss, el presidente general de la Asamblea de la ONU, que suspenda la proyección porque da a entender que la ONU no es neutral en el conflicto. "La película tiene un claro mensaje político y retrata de forma negativa a Israel. Permítame preguntarle por qué el presidente de la Asamblea General y este prestigioso organismo quieren asociar su nombre a un evento tan evidentemente parcial" ha declarado David Harris, director del AJC, en un comunicado emitido ayer.
El filme, basado en el libro homónimo de la periodista palestina Rula Jebreal, relata el conflicto entre Israel y Palestina desde la perspectiva de una mujer palestina educada en un orfanato de Jerusalén. Protagonizada por Freida Pinto (protagonista de Slamdog Millionaire) y con cameos de Vanessa Redgrave y William Defoe ha generado malestar en Israel desde su estreno en el Festival de Venecia el pasado septiembre , aunque su director, Julian Schnabel, sea un americano de origen judío.

La crudeza de algunas imágenes en las que se ve al Ejército israelí atacar a los palestinos no ha gustado entre los israelíes, que acusan al pintor y director de tomar partido con los palestinos. Por eso la idea de que la ONU sirva hoy como escenario para el estreno -y posterior debate- de un filme que llegará a los cines estadounidenses el 25 de marzo de la mano de los productores y distribuidores Bob y Harvey Weinstein -también de origen judío- ha provocado un enfrentamiento abierto en la ONU, donde los representantes de la misión israelí han solicitado sin éxito que se suspenda la proyección.

Haim Waxman, representante adjunto a la misión de Israel, ha hecho oir sus quejas en diversos medios israelíes. "El problema no es que muestren la película si no que el presidente de la Asamblea General decida mostrar un filme de carácter político. Es una decisión sin precedentes" afirmó Waxman en la web Ynet. "Respetamos la libertad de expresión de los cineastas pero esta decisión está dirigida a favorecer los intereses de los palestinos". Schnabel ha invitado al estreno a toda la comunidad diplomática y a algunos representantes de la política estadounidense.

Aunque con este filme no ha cosechado tan buenas críticas como con su anterior cinta, la que fuera candidata a cuatro oscars La escafandra y la mariposa, el director considera que su nueva película no es en absoluto parcial y ha defendido su amor hacia el estado de Israel en un comunicado: "Amo el Estado de Israel, creo en él y mi película habla de preservarlo, no de dañarlo. Entender es parte de la manera de ser de los judíos y los judíos supuestamente sabemos escuchar. Pero si no escuchamos a la otra parte nunca tendremos paz. En vez de decir que no invito a la AJC a decir que sí, a ver Miral y a unirse a la discusión".
Hace unos días Schnabel también defendía el filme desde un blog en The Huffington Post: "Mi intención al hacer esta película es abrir un diálogo entre los jóvenes estadounidenses sobre esa complicada y a menudo malinterpretada parte de la región -las relaciones palestino-israelíes. Para entender el conflicto hace falta no sólo perspectiva histórica sino habilidad para mirar más allá de las infinitas imágenes y percepciones negativas y que solo una parte sea retratada normalmente como 'el malo'".

La cinta había sido calificada para mayores de 17 años por la Motion Picture Association of America por sus escenas de violencia pero tras las protestas de Schnabel y tras realizar pequeños cambios en la edición ha conseguido que se amplíe su arco de audiencia a mayores de 13 años, una victoria para este cineasta que buscaba precisamente acercarse al público más joven con fines educativos.