lunes, 2 de mayo de 2011

1 mayo 2011

El periodista John Miller fue el último occidental en entrevistar en Afganistán al hombre más peligroso de la tierra, el millonario saudita Osama bin Laden. Aquí, como fue el encuentro y que anticipó Bin Laden en 1998.

El aparato de relaciones públicas de Bin Laden resultó una red compleja de agentes e intermediarios. Las primeras discusiones tuvieron lugar en el viejo Hotel Jefferson de Washington. Un par de productores de ABC News, Chris Isham y Len Tepper, habían llevado a Miller para que se encontrara allí con un contacto que tenía buenas conexiones en el mundo del fundamentalismo islámico. El paso siguiente fue viajar a Londres, y encontrarse con gente de Bin Laden, quien aparentemente tenia gente en todas partes. Miller, al mejor estilo de “Los profesionales”, visitó las debidas mansiones Tudor, cada una a media hora de la otra, para sacarse religiosamente los zapatos y encontrarse con agentes de Bin Laden que le dijeron que se fuera a Pakistán, a esperar en el Marriott de la capital, Islamabad, que los afganos se contactaran con él.

El contacto llegó, y con el nuevas instrucciones. Fueron al aeropuerto de Islamabad, volaron a Peshawar, en la frontera, y de ahí entraron en territorio afgano. Miller iba acompañado del camarógrafo Rick, de Akhtar, su contacto talibán, y un traductor iraquí, al que llama Alí. Fueron alojados en una tienda en el primer campamento de Bin Laden. Esperaron días y días, que cuando se espera a Castro o a Khadafi se pasan en buenos hoteles, según se quejó Miller. Finalmente, rodeado de guardias armados con AK-47, el mismísimo Bin Laden hizo su entrada en el lugar elegido para la entrevista.

Sólo que una entrevista, en Talibania, se parece poco a una entrevista en el mundo occidental. Bin Laden habia pedido el día anterior la lista completa de las preguntas, para que se las tradujeran del inglés. Uno de los asistentes le dijo a Miller: “Tenemos buenas noticias. El señor Bin Laden contestara todas las preguntas”. Después agregó que las respuestas del señor Bin Laden no serían traducidas en el momento, porque el camarógrafo podía grabar y después se podía traducir en Estados Unidos. “¿Pero, entonces, cómo voy a repreguntar?”, se quejó el periodista Miller. “No hay problema. No habrá repreguntas”, fue la respuesta.

Osama recapituló su vida. Había nacido en 1957 en Arabia Saudita, y era uno de las decenas de hijos del magnate de la construcción Mohammed bin Laden. El Bin Laden Group en el reino saudita vale 5.000 millones de dó1ares. Los contactos familiares de los Bin Laden con la familia real hicieron que siempre fuera fácil conseguir contratos del gobierno para construir caminos entre ciudades y desiertos. Si la historia no hubiera intervenido, Osama se habría educado en los mejores colegios, probablemente se habría establecido en Londres y dedicado a vivir confortablemente.

El 25 de diciembre de 1979 el ejercito soviético invadió Afganistán. Bin Laden partió inmediatamente al frente. Cuando llegó, no perdió el tiempo. Gastando su dinero, financió el reclutamiento, transporte y armamento de miles de palestinos, tunecinos, somalíes, egipcios, sauditas y paquistaníes para que lucharan contra los rusos.


“Peleamos crueles batallas contra los rusos”, dijo Bin Laden a Miller. “Los rusos son bien conocidos por su brutalidad. Usaron gases venenosos contra nosotros. Yo los padecí. Perdimos a muchos combatientes. Pero fuimos capaces de detener muchos ataques comando, como nunca antes”.



La entrevista siguió en líneas generales como sigue aquí, pero hay que recordar que Miller se limitaba a mirar, y asentir, mientras Bin Laden iba contestando las preguntas que le habían traducido el día anterior. También hay que tener en cuenta que Bin Laden parece entrenado por un especialista norteamericano en relaciones publicas. La regla es: ante una pregunta, lo importante es decir lo que uno quiere, y sólo después, en el mejor de los casos, contestarla.

—¿Por qué un hombre como usted, rico y de una familia poderosa, había ido a Afganistán para vivir en las trincheras?
—Es difícil de comprender para una persona que no comprende el Islam. Durante los días de la Jihad afgana, miles de jóvenes cuyo nivel de vida era muy alto sin embargo dejaron la península arábiga unieron a la Guerra Santa. Cientos de ellos fueron muertos en Afganistán, en Bosnia y en Chechenia.

—Ahora el enemigo soviético no existe. El nuevo enemigo es Estados Unidos. ¿No teme ser capturado en una operación comando norteamericana?
—No. Los norteamericanos acusan a nuestros niños palestinos de ser terroristas. Nuestros niños, que no tienen armas y ni siquiera llegaron a la madurez. Al mismo tiempo, los norteamericanos defienden un país, el Estado judío, que tiene como estrategia destruir el futuro de esos niños. Estamos seguros de nuestra victoria sobre los norteamericanos y los judíos tal como fue prometida por el profeta: El día del Juicio no llegara sin que el árabe combata al judío, sin que el judío se esconda detrás de arboles y piedras, y el árbol y la piedra hablen y digan: “Musulmán, detrás de mi hay un judío. Ven y mátalo”. Lo que hacen ustedes con los musulmanes en Palestina es vergonzoso, si es que queda alguna vergüenza en Estados Unidos. A los niños les demuelen las casas encima. También, de acuerdo con el testimonio de las agencias humanitarias, las sanciones norteamericanas en Irak resultaron en la muerte de mas de un millón de niños iraquíes. Todo se hace en nombre de los intereses norteamericanos. Creemos que los mayores ladrones y terroristas en el mundo son los norteamericanos. La única manera que tenemos de frenar esos ataques es usar medios similares. No nos preocupamos por los norteamericanos ni por el precio que han puesto por nuestras cabezas. Nosotros como musulmanes creemos que nuestro destino esta prefijado. Hay aquí una lección, para el que la quiera aprender. La Unión Soviética entró en Afganistán en la ultima semana de 1979, y con la ayuda de Ala a los pocos años su bandera fue doblada y arrojada a la basura, y hoy ya no hay nada que se pueda llamar Unión Soviética.

—¿En 1992 el frente fue Somalia, cuando Estados Unidos intervino para prestar ayuda humanitaria en la guerra civil y la hambruna?
—Después de abandonar Afganistán, los guerreros islámicos se dirigieron a Somalia y se prepararon para una larga batalla, pensando que los norteamericanos eran como los rusos. Los jóvenes se sorprendieron de la baja moral de los soldados norteamericanos y se dieron cuenta, mucho más que antes, de que el soldado norteamericano es un tigre de papel y que después de unos pocos golpes huía corriendo y derrotado. Y Estados Unidos se olvidó de toda la propaganda de los medios acerca del líder mundial y el líder del Nuevo Orden Mundial, y después de unos pocos golpes se olvidaron de este titulo y se fueron, arrastrando sus cadáveres y su vergonzosa derrota.

—¿Por qué matar soldados norteamericanos cuya única función era restaurar el orden y hacer posible la distribución de comida?
—¿Por qué debíamos creer que esa era la verdadera razón por la que los norteamericanos estaban allí? En todas las otras partes a donde fueron, lo único que hicieron fue matar niños y ocupar tierra musulmana.

—¿Conocía usted a Ramzi Yousef, el organizador del atentado al World Trade Center en 1993?
—Desgraciadamente no lo conocía antes del atentado.

—¿Trató usted. de asesinar al presidente Bill Clinton?
—Como siempre dije, toda acción produce una reacción similar. ¿Qué espera Clinton de los que él mató, agraviando a sus hijos y madres? Yo no estuve en Somalia, pero lo que vi me hizo feliz. No atenté contra las bases norteamericanas en Arabia Saudita, pero los que lo hicieron son mártires. No pague el atentado contra el World Trade Center pero fue una buena idea.

—¿Cuáles son sus planes para el futuro?
—La prioridad es expulsar a los norteamericanos de Arabia Saudita, la tierra más sagrada del Islam. Cada día que los norteamericanos dilaten su partida, recibirán un nuevo cadáver. No hace ninguna diferencia si el gobierno saudita quiere que ustedes se queden o se vayan Ustedes se irán cuando los jóvenes combatientes islámicos les envíen cajas de madera y ataúdes. Y adentro irán los cuerpos de militares y civiles norteamericanos. Ahí si que se irán ustedes.

—¿Hacen diferencias entre militares y civiles?
—No diferenciamos entre los que están revestidos de uniformes militares y civiles; todos son blanco de la fatwa. Así que les decimos a los norteamericanos como pueblo, y les decimos a las madres de soldados y a las madres norteamericanas en general, que si valoran sus vidas y las vidas de sus hijos encuentren un gobierno nacionalista que cuide sus intereses y no los intereses de los judíos. La continuación de la tiranía significara la continuación de la lucha contra Estados Unidos, como Ramzi Yousef y otros lo hicieron. Este es mi mensaje al pueblo norteamericano: búsquense un gobierno serio que se preocupe por sus propios intereses y no ataque a otros, a sus tierras o su honor. Y mi mensaje para los periodistas norteamericanos es que hizo su gobierno que nos forzó a nosotros a defendernos.

“Es nuestro deber llevar a la gente a la luz”. No fueron las ultimas que hizo llegar a Miller. Después de los bombardeos norteamericanos a Sudán y Afganistán como represalia a los atentados de 1998 contra las embajadas de Kenia y Tanzania, le hizo alcanzar un mensaje: “La guerra recién empieza, ahora viene lo mejor”.




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